ANTROPOLOGÍA FEMINISTA
La antropología feminista (denominada primero antropología de la mujer y posteriormente antropología del género) surge con fuerza a finales de los años setenta del siglo XX, aunque hubo antropólogas, como Margaret Mead, que la practicaron mucho antes de esa fecha. Al principio destacan las aportaciones anglosajonas (Eleanor Leacock, Sherry Ortner, Michelle Rosaldo, Karen Sacks, Marilyn Strathern…) y francesas (Nicole-Claude Mathieu, Paola Tabet…). Pero hoy día se está desarrollando especialmente en contextos geográficos como el Estado español o Latinoamérica, con pioneras como Teresa del Valle, Dolores Juliano, Marta Lamas, Marcela Lagarde o Verena Stolcke.
La antropología feminista tiene vinculaciones con las diferentes visiones teóricas disciplinares y con todos los campos temáticos, lo que lleva a autoras como Lourdes Méndez a subrayar la necesidad de reconocer su estatus epistemológico propio. Respecto a su conexión con el feminismo, Kim Turcot resume que las tensiones agencia/opresión y elección/ determinación, centrales en el feminismo de la segunda ola, pero enraizadas en un dualismo sexual no problematizado del todo todavía, afectaron también a la antropología feminista del siglo XX. Pero el énfasis antropológico en la diversidad cultural y la diferencia humana, y el método comparativo propio de la disciplina, permitieron a las antropólogas cuestionar la visión etnocéntrica, acultural, ahistórica y esencialista del sujeto mujer. Son fundamentales, por ejemplo, las aportaciones al feminismo de antropólogas como Gayle Rubin.
Algunos cimientos conceptuales de la antropología feminista son: 1)la importancia del contexto; 2)el estudio de las relaciones de género como premisa conceptual básica y 3) su articulación con otras formas de jerarquización social; 4) el énfasis en la diversidad cultural, pero también la búsqueda de las semejanzas socioculturales; 5) el cuestionamiento de las dicotomías conceptuales del pensamiento occidental; 6) la importancia del análisis del cambio, consustancial a los sistemas socioculturales y sistemas de género; 7) el seguimiento y actualización del enfoque de la práctica; y 8) la relevancia, pero también la revisión de los conceptos de agencia y resistencia.
El siglo XXI ha conllevado revisiones críticas y transformaciones epistemológicas y metodológicas, desde la teoría post y decolonial, la teoría queer o la antropología del cuerpo y las emociones. Son planteamientos que conviven con aproximaciones teóricas como la relativa a los sistemas de género y cuestionan o revisan la manera en la que se aplican y relacionan categorías centrales (género, clase, etnia/raza, sexualidad…). Se producen también nuevas propuestas en las formas de afrontar y llevar a cabo la etnografía que permiten reformular viejos debates: ¿quién puede hablar en nombre de las otras?, ¿qué relaciones se mantienen entre la investigadora y las personas que participan en la investigación? Revisiones presentes en las ciencias sociales que, en el caso de los estudios feministas, alcanzan un estatus específico e ineludible, influyendo tanto en las distintas disciplinas como en el pensamiento feminista en su conjunto.
(Mari Luz Esteban. Breve diccionario de feminismo. Rosa Cobo y Beatriz Ranea( eds). Ediciones Catarata. Madrid. 2020)